C-L-A-S-I-C-A-Z-O absoluto, slasher de cabecera señores,
gema del VHS.
Corre el año 1945, el pueblo americano festeja el arribo de
los soldados a sus pagos, victoriosos luego de haberles hecho la cola a los
nazis. Llega la noche de graduación, los jóvenes ansían (cómo siempre) largar
la ricota que pugna por salir de sus respectivos huevos. La tragedia se hace
eco, una muchacha (Rosemary) es asesinada junto a su amante a manos de su ex,
un soldado que está más loco que la mierda. Treinta años después, un grupete de
jóvenes (con los mimos deseos sexuales, obvio) insiste a las autoridades del
pueblo con que quieren tener su fiesta de graduación, que éstas habían sido
prohibidas por lo acontecido (¿Por qué tanto, no?), la pesadilla vuelve a
repetirse, pero ésta vez el soldado asesino aniquila al azar, no por corneta,
garche, chocolate, tripas y desmembramientos por doquier.
Soy de los que piensa que los clásicos deben ser vistos sin
importar el opinión de nadie, y sacar cada uno su propia conclusión, más siendo
de éste género que tiene tantos altibajos. El guión pasa de lineal a chato, y
los diálogos boludos llegan a joder bastante, ni que hablar del pretencioso
final. ¿En qué garpa? Simple, en el fantástico laburo que hizo el gurú de los
efectos Tom Savini, muertes ocurrentes, derrochan gore a dos manos, las escenas
son crudas y violentas, en comparación con otros slashers “medidos” de la época,
en sí es una película violenta. El merodeador es un serial killer acojonante, estremecedor,
un sádico hijo de mil putas. Para anotar. The Prowler Trailer
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