Pasaron muchos años desde la segunda y genial “Bride of
Re-Animator”. Recién en el año 2003, bajo una producción absolutamente
española, y dirigida nuevamente por Brian Yuzna, vio la luz “Beyond
Re-Animator”. Culminando así, una trilogía encantadora.
Continuando la historia y los sucesos de “Bride of Re-Animator”,
los zombis que escaparon de la morgue son protagonistas de múltiples asesinatos
a sangre fría, en una desdicha de azar negro. Uno de ellos se carga a una joven
delante de su hermano menor. A todo esto, el doctor West es metido en naca por
sus cagadas durante todos esos años. Trece años después, medio vejete, Herbert
West se mantuvo mucho tiempo en las sombras, ¿pajeándose? No, por supuesto que
no, investigando; pensando, programando, prosiguiendo con sus estudios y
experimentos rocambolescos que tan divino lo hacen. El nuevo doctor de la
cárcel, Howard (el niño que vio morir a su hermana trece años atrás) está
obsesionado con la historia y los métodos de West, será así que los
experimentos para tratar de revivir a los muertos toma rienda nueva. Con una
segunda y nueva sustancia, que se supone, neutraliza el sistema nervioso. Todo
eso en la clínica de la cárcel, si… Leíste bien, en la clínica de la cárcel.
Menuda manera de cerrar una trilogía, con broche de oro, sí
señor, como se debe. No sé si es mejor o peor que las dos anteriores, pero el
hecho de ser del año 2003, y que mantenga intacta la esencia de la película y
del género, ya es de por sí, algo fabuloso. La primer parte del film es un poco
desconcertante a decir verdad, aparenta ser una película de terror típica y de
bajo presupuesto, con situaciones poco llamativas. Pero hay un quiebre y el
film se va definitivamente bien a la mierda, una explosión súbita de todo lo
que se ama del género; diálogos graciosos, efectos maravillosamente berretas (algunos
mejores, otros peores), momentos bizarrísimos, tripas, muñecos, zombis
sacadísimos (mucho más que los anteriores), sangre, gore, y todo lo que se te
venga a la mente. Un punto muy alto de la película es la participación de
Santiago Segura (¡ídolo!), como acostumbra a hacer éste maldito ser, rebalsa de
carisma y humor, tragándose las escenas por completo, provocando carcajadas sin
cesar. Interpreta a un recluso manijero, hay una escena dónde te aseguro que
vas a llorar de risa, se pasó el dogor. Para concluir; Un film clase B,
modesto, sin una gran historia, pero bien llevado, Herbert West intacto, con
grandes líneas. “Vamo’ el cine bizarro”. Trailer
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