Una serie de espantosos crímenes sobrenaturales fueron
cometidos en una antigua casona abandonada en un remoto pueblo yanqui,
perteneciente a una iglesia. Una maldición recayó en aquel lugar tras el
sacrificio de una bruja jodida en el siglo XVll. En la actualidad todo aquel
que se aloja en la mohosa y fétida estancia será visitado por un huésped no del
todo buena onda. El parroquiano de la iglesia y el cabrón detective de la
policía unirán los cojones para salvar a la nueva familia y silenciar a la
bruja para siempre. ¿Lo lograrán? Supongamos que sí, hay que ser optimista,
joder.
Lo más triste no son; las escenas tontas, las malas actuaciones,
los clichés oxidados, los pésimos efectos, el horrendo soundtrack, lo peor de
todo es que carece mucho de ritmo, por momentos se hace un gomazo verla
(tampoco los personajes ayudan demasiado). Las escenas interesantes son muy
esporádicas, incluso para el género, que no hace falta ser demasiado
pretencioso. Otra cosa, el monstruo, el bicho, la puta bruja o lo que fuere,
NUNCA LA VEMOS, y no es que tiene un suspenso compensatorio de la santa puta
madre, por ejemplo en “The abominable Snowman”(1957), lo entiendo, te muestran
la mano peluda del yeti y te cagas encima, pero es del año del ojete y eso
funcionaba muy bien, ¡¡acá estamos hablando de los ochentas!! ¡¡VAMOS si es la
década dorada del cine B, de los muñecos más descabellados, de las máscaras más
ridículas, de la sinvergüenzada en estado puro!! Aún y todo, vale la pena
verla, ¿Por qué? Porque es un clásico; porque tiene un final atípico en éste
tipo de películas, la fotografía es finoli y porque es un eslabón de un género
maravilloso. Trailer
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