A Rob Zombie lo amas o lo odias, es corta la cuestión.
Pueden discutirse ciertas cosas, cómo las innecesarias películas de Halloween
que hizo en el pasado, o lo extremadamente lisérgico de su cine. No obstante,
me resulta un cineasta cuánto menos interesante, es uno de los pocos que
homenajea al glorioso cine de terror de los 60’s, 70’s y 80’s, en parámetros
contemporáneos. En supuestas declaraciones recientes, Rob se alejaría un largo
tiempo de las cámaras, así que disfrutemos de su último film, hasta tiempo
indefinido.
Corre el año 1696, en el pueblo de Salem se produce una
inminente caza de brujas de la mano del reverendo Jonathan Hawthorne. Las
“chicas” en cuestión son el séquito de seis personas lideradas por Margaret
Morgan (la conchuda suprema), éstas arden en llamas y cómo suele suceder,
escupen todo tipo de maldiciones al pasar. En el presente, Heidi Hawthorne
trabaja en un popular programa radial, una noche recibe anónimamente un paquete
que contiene un disco de vinilo con el nombre de “The Lords”, música
"sectaria" de tiempos inmemoriales. Al reproducirlo, extrañas cosas
comienzan a suceder, la inquietante melodía provoca un bizarro malestar en las
mujeres, sobretodo en Heidi. Un escritor autor de libros especializados en
brujería, Francis Matthias, presencia lo acontecido y decide investigar el
suceso. Mientras tanto, Heidi es persuadida en el departamento en el cuál vive,
tanto por su excéntrica dueña, cómo por el ente maligno se hospeda en la
habitación número cinco. A partir de allí comienza a descender en una
escalinata infernal, derrumbada física y mentalmente por los fantasmas del
pasado que ansían regresar para la batalla final.
Es feo estar demasiado entusiasmado con respecto al estreno
de una película, porque la apretamos de antemano. ¿Llenó mis expectativas? No
realmente, quedó en el limbo de las “entretenidas” ni más, ni menos. El
problema es que no presenta nada novedoso, o aunque sea “carismático” como
puede llegar a ser “House of the 1000 corpses” (2003). Ya a ésta altura del
doparti ver a un grupo de viejas descajetadas gritando por Satanás me suena más
ridículo y anacrónico que terrorífico. Extrañé a sus actores fetiches, Sid Haig
(aparece una milésima de segundo), Bill Moseley y Karen Black, pero Sheri
Zombie está divina, el resto del cast acompaña bien. Para resumir; una película
pasable, con una historia bastante pobre, muy bien filmada, con una interesante
puesta en escena, grandes climas, con algunos momentos muy buenos, con la onda
pesadillesca y onírica de “Jacob’s Ladder” (1990), muchas reminiscencias
cinéfilas, influencias varias. Luz verde, tranquilo. Trailer
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