jueves, 11 de julio de 2013

Bug – 2006






William Friedkin es un director bastante irregular (no discuto su genio), supo maravillar con obras memorables, pero también supo embolar y pasar desapercibido muchas veces. Su mejor época yace en el recuerdo, ¿su presente? Incierto.

Bajo el radiante sol que enardece las calles de Oklahoma, en un burdo y remoto hotel, se encuentra Agnes, una solitaria mujer herida por los recuerdos del pasado, y por su miserable presente, que tiene como foco principal a su ex marido, recientemente puesto en libertad condicional. Por aquellas cosas inexplicables de la vida ella conoce a Peter Evans, un forajido apacible, cordial, una persona digna de su confianza que se hospedará en la habitación con ella, entrelazarán una relación más que amigable. Mientras sufre el acoso de su ex pareja, Peter comienza a narrar todo tipo de historias conspirativas y a actuar en absoluta paranoia, alega que el gobierno de los Estados Unidos ordenó en tiempos de guerra a experimentar con soldados locales, insertándoles parásitos en la sangre para poder controlarlos. La línea entre la realidad y la locura se desvanece con el correr de los minutos.

Cine lisérgico; limado, exasperante, incómodo, entretenido y embolante a su vez. Si en algo se caracteriza Friedkin es en crear grandes atmósferas y escenarios con lo que tiene, ya sean quince millones de dólares, o tan sólo uno, en eso se maneja muy bien. Es una película de diálogos, no tiene una gran historia, tampoco personajes destacados, en su mayoría son endebles. El ritmo se mantiene con la elocuencia y el delirio de los diálogos, como en cualquier película clásica de autor, ¿el resultado? Depende, personalmente gusto de películas extrañas, de bajo presupuesto o de culto, Ashley Judd y Michael Shannon están geniales, los aspectos técnicos son muy buenos, la tensión está ajustada… Si no pretendes demasiado la vas a pasar bien, de lo contrario, a la siguiente. Trailer

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